lunes, 21 de diciembre de 2015

Jericó, joya espiritual.

Calles de Jericó... Mojadas.



En mi recorrida por la red de pueblos patrimonio de Colombia era el turno de Jericó...

 ...Venía de un viaje largo por las islas de San Andrés y Providencia y Medellín así que lo último que quería eran 4 horas de viaje en un no tan pequeño pero si incómodo bus desde Medellín hasta Jericó, sin embargo tenía un compromiso por cumplir y a pesar del cansancio disfruté del largo camino serpenteando entre montañas, pueblos y ríos hasta llegar a esta pequeña villa de colores…


Justo entrando al pueblo empieza no a llover... a diluviar! Nos fuimos corriendo desde la pequeña esquina donde nos dejó el bus y nos metimos en el primer restaurante que vimos, que aunque pequeño, olía muy rico, así aprovechábamos para almorzar mientras la lluvia nos daba un poco de tregua y poder recorrer el pueblo; Al terminar nuestra rica bandeja con fríjoles nos aventuramos a salir bajo la brisa que caía y fuimos a la iglesia, tenía que llegar hasta allí con un pedido muy especial de mis padres para la santa Laura Montoya, la primera y única santa Colombiana que es oriunda de este bello pueblo, allí, aunque no sea religioso, dejé con mucho respeto el pedido que llevaba conmigo y también le pedí que calmara un poco la lluvia para poder disfrutar del pueblo, al rato con el objetivo cumplido y el cielo despejado, nos fuimos a andar por las calles.



Maravillosos balcones.





Empezamos por su plaza principal que aunque un poco desolada por la lluvia está estallada de hermosos balcones con flores a su alrededor, lo cual hace que por ningún motivo se torne sobria y mucho menos aburrida, la gente empezaba a salir de a poco de sus casas y la música en los cafés de la plaza empezaba a sonar mientras nos alejábamos calles arriba descubriendo otros rincones, en la subida nos encontramos con un caballo mojado amarrado a una ventana, lo que se nos hizo curioso, mientras le sacábamos fotos apareció su dueño, el vendedor de los dulces de cardamomo de la tiendita del lado, muy amable nos dice que su caballo llevaba días sin bañarse pero que ya estaba guapo para las fotos, nos invita a pasar para que conozcamos sus típicos dulces y aparte nos hace pasar a su casita, tan típica y bella que de entrada pensamos que era un museo, la recorremos un poco hasta que viene un grito de la calle:

_ De quién es este caballooooooo!?



Y aparece una vecina muy sonriente por la puerta con el caballo bien agarrado, se había escapado mientras nos mostraban la casa, les despedimos y nos alegramos de la gente tan amable en Jericó, esto hace que el pueblo se sienta todavía más lindo, caminamos más arriba hasta la entrada del Jardín botánico “Los Balsos” ascendemos más por sus senderos, los puentes de madera, el bello lago, las flores y la inusual alegría de los pájaros (seguramente por la lluvia), hasta que llegamos a la entrada del teleférico, lo abordamos y subimos hasta su punto máximo, el parque de las nubes, desde donde se tiene una vista muy bella del pueblo y puedes tomarte un café en medio del bosque de niebla (lastimosamente el café estaba cerrado ese día).





Cable desde el jardín botánico hasta el parque las nubes, con una vista hermosa del pueblo.


Nos regresamos en el teleférico, caminamos de nuevo por los caminos de flores del jardín, bajamos por las calles explotadas de colores y sonrisas amables hasta volver de nuevo a la plaza, aprovechamos para comprar algunas artesanías que contrario a lo que yo pensaba no giraban en torno de la religiosidad, hay de todo para todos! Y finalmente en la pequeña parada de los buses…

Tomamos otro bus de regreso a Medellín y al lado mío se sienta una amable profesora Jericoana, Doña Ofelia, no suelo hablar con la gente pero a ella no la calla nadie así que me dejo agarrar por sus historias del pueblo y de los milagros de su santa Laura, tiene tantas historias que quedamos en volver a vernos cuando regrese, porque seguro voy a regresar… Y me dice:


_Si tus amigos vienen diles que pregunten por mí en el “Hotel Piedras” y nos damos una vuelta por el pueblo y contamos historias.


Y se despide de mí con un beso en una parada del bus ya en Medellín, luego me bajo yo con el corazón muy feliz pues a pesar del cansancio, el largo viaje y la lluvia, Jericó ha sabido convertirse en uno de mis pueblos patrimonio favoritos!

Se los recomiendo y no olviden buscar a Doña Ofelia! 


Interior de la catedral con la imagen de la santa Laura.

  • Cómo llegar?
Desde Medellín (terminal del sur) puede tomar un bus que en 3 ó 4 horas lo lleva hasta Jericó. Cuesta más o  menos 20.000 COP trayecto.




  • Dónde quedarse?
Mi compañera de viaje y yo no nos quedamos, pero si notamos que el pueblo tiene una amplia y variada oferta hotelera a pesar de ser tan pequeño, hay para todos los presupuestos!
Y si quieren tomar la opción que les mando Doña Ofelia pues mejor! 



  • Qué hacer?
Piérdase por las callecitas, vaya al jardín botánico, súbase al cable, tome una cabalgata por los alrededores del pueblo, compre artesanías o productos de cuero y eso si, lo más importante, pase a darle una vuelta a la madre Laura, Doña Ofelia dijo que si cumplía sus milagros!