miércoles, 6 de enero de 2016

Monguí y su hermoso páramo de Ocetá

Páramo de Ocetá, maravilla natural.


           




___Después de bajarnos y subirnos en al menos cinco buses, esperar en las estaciones de al menos seis pueblos y diez largas horas de viaje, estábamos en Monguí, otro de los hermosos pueblos patrimonio de Boyacá. Nos habíamos dirigido hasta allí para pasar mi cumpleaños en medio de las montañas, aunque lo ideal habría sido estar tirados en una playa con música y cócteles, desde Monguí tomaríamos un viaje hasta otro de mis ecosistemas favoritos, un páramo, páramo que después de leer este pequeño fragmento de un artículo en un periódico nacional no pude dejar de ir a verlo con mis propios ojos:




                          “He aquí, incrédulos del mundo entero, el más hermoso páramo del planeta. La afirmación no es patriotería calenturienta. En primer lugar, el único país que posee páramos a todo lo largo de sus cordilleras es Colombia. Venezuela solo tiene una muestra en la prolongación de nuestra cordillera oriental hasta Mérida. Igualmente, Ecuador solo disfruta de páramos en el sector norte, como extensión de Colombia. Y Costa Rica, Bolivia y Perú poseen solo manchas de páramo. Los páramos existen únicamente en las grandes alturas ecuatoriales húmedas; en las grandes alturas tropicales secas se desarrolla la puna, dice el geógrafo Ernesto Guhl. Colombia es privilegiada; en cuánto los altímetros se acercan a los tres mil metros, aparecen en nuestras tres cordilleras los páramos.
Tan nos es exclusivo este ecosistema que, en los demás países del castellano, páramo significa otra cosa, muy diferente.”



Bellas calles de Monguí.





Llegamos a Monguí un martes en la noche y en temporada de receso escolar por lo que el pueblo estaba más pacífico y tranquilo que de costumbre, encontramos un pequeño pero muy bello hotel en la esquina de la plaza y no lo dudamos, ahí nos quedamos, salimos a buscar algo de comer, nos hicimos amigos de la gente del pueblo, tan amables y sonrientes, les contamos que queríamos ir al páramo y uno de los señores que tomaba cerveza en una tienda, Don Guillermo, nos ofreció a su hijo para que nos acompañara al páramo, sería como un paseo de vacaciones para él y la compañía de un experto para nosotros, ya que es muy fácil perderse por ahí si no se conoce la zona, con los contactos hechos y la barriga llena, nos fuimos a descansar.




Basílica de Monguí.




Me levanto muy temprano al día siguiente para sacar algunas fotos del pueblo antes de subir al páramo, pocas veces vi un amanecer tan soberbio como el de aquella mañana y eso que estaba en medio de las frías montañas, regreso y despierto a mi compañera de travesía, desayunamos en el bonito comedor del hotel y muy puntuales a las siete llegan nuestros guías (Diego el hijo de Don Guillermo y un primo suyo), tomamos el camino que está por la parte de atrás de la basílica y aunque un pequeño cartel al inicio del camino dice que nos quedarían tres alentadores kilómetros hasta el páramo, ya estábamos preparados para una caminata de día completo y así fue, nueve horas de caminata en medio de paisajes únicos y mágicos, nueve horas que con rodilla lesionada y todo disfruté como nunca, no podría haberme arrepentido jamás de pasar mi cumpleaños por estas hermosas y remotas montañas boyacenses que albergan uno de los ecosistemas más importantes y valiosos no solo del país si no del mundo (como dice el escritor del artículo)…













El hecho de ser corredor en estos cómodos 1.000 metros de altura donde vivo no sirve de nada en las alturas del páramo, no llevaba ni un kilómetro y ya me sentía morir, por eso es mejor andar el camino con suavidad, la altura puede hacer que uno se sienta mal, pierda la respiración, vomite y hasta se desmaye, tómelo con calma, los paisajes a lo largo del camino también le van a quitar el aliento.















Disfrutará de vestigios de las tribus sanohas, la caja del rey lugar de ritos y sacrificios, la ciudad de piedra y el maravilloso valle de los frailejones, cruzará los increíbles jardines y lagunas, jardines que ni al más talentoso de los paisajistas se le habrían ocurrido (razón principal por la que es considerado el páramo más bello del mundo), todo esto antes de llegar hasta la meta: El mirador de la laguna negra. 




La caja el rey. 
La ciudad de piedra custodiada por los frailejones.

Valle de los frailejones.

Jardines del páramo.



El mirador está en realidad cerca de la laguna y si usted tiene mejor estado físico o más tiempo puede ir, pero nosotros como en realidad nos habíamos tomado la travesía con calma ya debíamos tomar camino de regreso, pasando por la bellísima cascada de los Penagos y otros rincones del páramo dando finalmente en el pueblo al caer la tarde.



Nuestros guías y abajo la laguna negra.

Cascada de Los Penagos en medio de los bellos jardines.



Nos despedimos de nuestros guías de lujo, buscamos algo de comida, dejamos las cervezas para después y mejor nos fuimos a descansar felices de haber recorrido este maravilloso lugar de extraordinaria belleza y único en el mundo, lugar al que usted también debería darse el regalo de ir... no importa que no sea su cumpleaños!!!

Monguí es conocido también por ser el pueblo más bonito de Colombia y por ser el productor de los mejores balones, así que si usted no está tan dispuesto a la aventura del páramo, puede relajarse caminando por las calles, conocer a algunos de los artesanos, deleitarse con la gastronomía y encantarse con la amabilidad de su gente.


Cómo llegar? 

  • Desde Bogotá tome un bus a Tunja (capital de Boyacá), desde Tunja un bus a Sogamoso y desde Sogamoso un bus a Monguí, son más o menos 5 horas y 30.000 COP por trayecto.



Dónde quedarse?

  • Nosotros nos quedamos en el hotel "Monguí Plaza Hotel", buenísimo, bien atendido, bien ubicado, cómodo, desayuno incluido y si quiere le organizan la travesía al páramo.



Qué hacer?

  • Viste el museo del balón.

  • Obviamente vaya al páramo de Ocetá, como dije arriba puede contratar el tour con el hotel donde se hospede o puede salir, hacerse amigo de la gente y no le faltará algún espontáneo guía. El tour suele costar 50.000 COP por persona.